Señorío de Nevada Syrah Merlot 2002 por José J. Cortés
En la actualidad, hablar sobre vinos tintos de origen andaluz no supone en modo alguno hacerlo desde la timidez o el complejo de inferioridad cuando miramos de reojo hacia otras latitudes del resto de España. Por fortuna, en Andalucía contamos con notables ejemplos de más que interesantes tintos, propiciados muchos de ellos por favorables condiciones microclimáticas de origen, por el respeto al viñedo y a su entorno, y un afinado trabajo en bodega.
Las bodegas Señorío de Nevada, se encuentran en el peculiar enclave del Valle de Lecrín, al abrigo de Sierra Nevada y bajo la confluencia climática tanto de la alta montaña como del mediterráneo, lo que resulta especialmente enriquecedor para el desarrollo de sus viñedos y la personalidad de los caldos que nacen de ellos.
El coupage de syrah- merlot ( con una mínima presencia de tintilla de Granada) que nos regala esta bodega, en su versión de la añada 2002, resulta fascinante en sus etapas de cata. De vivo color rojo picota, con irisaciones violáceas y capa oscura, se presenta limpio y profundo a la vista. En nariz, despliega inicialmente un abanico de aromas de reducción que van dejando paso a unas magníficas y primarias notas frutales.
La variedad syrah, tan de moda últimamente, nos ofrece aquí una excelente versión aromática, cautivadora y sugerente quizá por el influjo mediterráneo, con unos espléndidos matices florales. Su vivacidad es acorde con la intensidad frutal de la merlot, con claves de fruta madura como la grosella negra, con toques muy especiados y de potentes torrefactos, como el café, que evolucionan a notas de brioche y chocolate negro. El sutil fondo lácteo que jalona este elenco de aromas secundarios es sintomático de la notable integración del roble francés durante la crianza de dos años.
De moderada carga tánica y correcta acidez, el paso por boca nos da fé sobre todo de su persistente carnosidad frutal y de unos retronasales elegantes y poderosos, que nos devuelven toda su complejidad aromática, especialmente empireumática y especiada. Corpulento y bien estructurado, su evolución en botella se presenta prometedora.
En maridaje se resuelve extraordinariamente con suculentos platos de caza, aunque resulta tentador armonizado con una carrillada de ternera con setas silvestres, piñones y pasas de corinto. Un vino hasta la sobremesa. Repetirán.